FRANCISCO
JAVIER MUÑIZ MÉDICO Y PALEONTÓLOGO
Por Elena
Luz González Bazán especial para Latitud Periódico
12 de febrero
del 2015 *
Aunque la
labor de Francisco Javier Muñiz como médico fue
notable, es en el campo de las ciencias naturales y en especial
en el de la paleontología (la ciencia que estudia los
fósiles) donde su figura se destaca claramente. En un
primer momento, en Chascomús, provincia de Buenos Aires,
inició trabajos que se consideran como los primeros esfuerzos
argentinos en ese campo: recogió y reconstruyó
fósiles, algunos ya conocidos pero otros nuevos.
Más tarde, en las barrancas del río Luján,
realizó durante veinte años la fecunda tarea de
remover y sacar a la luz un extraordinario mundo fósil
allí sepultado.
BIOGRAFÍA
Francisco
Xavier Thomas de la Concepción Muñiz nació
en Monte Grande, Provincia de Buenos Aires, el 21 de diciembre
de 1795.
En 1807, a los 11 años de edad, se alistó como
cadete en el Regimiento de los Andaluces y fue herido de bala
en una pierna mientras intervenía en la defensa de Buenos
Aires durante las invasiones inglesas.
La Escuela de Medicina, creada en 1801, no había atraído
la atención de muchos alumnos, por lo que, a sugerencia
del doctor Cosme Argerich, se la reemplazó por el Instituto
Médico-Militar, con la finalidad primordial de formar
cirujanos para los ejércitos patrios. Este instituto,
bajo la dirección de Argerich, inició sus actividades
en 1814 y contó entre los alumnos inscriptos a Francisco
Javier Muñiz, que se graduaría como médico,
en 1822, cuando el instituto mencionado ya había pasado
a formar parte de la Universidad de Buenos Aires (creada en
1821), donde recibirá su título de doctor en 1844.
En enero
de 1825 es designado cirujano militar en el cantón de
la Guardia de Chascomús, provincia de Buenos Aires. Allí,
organizó el primer hospital de campaña y confeccionó
el reglamento para el cuerpo de cirugía. Durante las
campañas militares contra los indígenas a las
que asistió Muñiz, un hombre con inquietudes múltiples,
lleva adelante estudios sobre los usos, las costumbres y las
creencias de los aborígenes.
El hallazgo
de esqueletos fósiles en las orillas de la laguna de
Chascomús y de arroyos vecinos estimularon su vocación
de naturalista: recogió restos de un gliptodonte y descubrió
por primera vez el tatú fósil o gran armadillo.
Su condición de aficionado, todavía con escasa
experiencia, le impidió reparar en la importancia del
hallazgo y omitió, entonces, documentar el hecho en alguna
publicación.
Trece años
después, en 1838, Alcides D’Orbigni, explorador
francés, encuentra restos del mismo animal extinguido
en las márgenes de un afluente del río Santa Lucía,
en la República Oriental del Uruguay, en tal sentido,
le asigna el nombre de Dasypus giganteus y se queda con los
honores del descubrimiento.
En 1826,
al estallar la guerra contra el imperio del Brasil, Bernardino
Rivadavia designó a Muñiz como médico y
cirujano principal, correspondiéndole el grado de teniente
coronel. En carácter de tal, tuvo a su cargo, durante
toda la campaña, el servicio de hospitales y ambulancias,
este servicio contaba con 32 carros cubiertos.
TRABAJOS
EN EL CAMPO DE LA MEDICINA
Sus primeros
trabajos científicos, en el campo de la medicina, se
refirieron a la vacuna antivariólica (contra la viruela).
Desde 1828, como Administrador de Vacuna, en el Departamento
Provincial del Centro (Rivadavia había dividido la campaña
bonaerense en tres departamentos denominados Norte, Centro y
Sur), procuró aplicar la vacuna preventiva, que en ese
entonces se transmitía de brazo en brazo, a gran número
de los pobladores de su vasta jurisdicción político
sanitaria. El valor de esta tarea se observa claramente si se
tiene en cuenta que la viruela, introducida en América
por los conquistadores, se manifestaba en epidemias devastadoras,
cuyas víctimas llegaron a contarse por millones. Además
ensayó, en su momento, se creyó que con éxito,
pero hoy se sabe que no fue así, el tratamiento de afecciones
cutáneas mediante la inoculación múltiple
de la vacuna antivariólica, lo que le valió el
reconocimiento de la Real Sociedad Jenneriana de Londres.
Se había
establecido en Villa Luján, corría el año
1828, y se puede afirmar que era un experto naturalista que
había estudiado la obra cumbre del fundador de la paleontología,
el gran naturalista francés Georges Léopold Cuvier,
cuyo trabajo se titula: Investigaciones sobre las osamentas
fósiles.
Alejado
por momentos del trabajo médico, realizaba sus tareas
en el área de investigación paleontológica,
labores que había empezado en Chascomús.
Esta elección, la de vivir en Villa Luján, no
fue al azar ya que él conocía que el padre domínico
Manuel de Torres, en 1787, había descubierto la existencia
de yacimientos fosilíferos, en las barrancas del río
Luján.
SIN
APOYO Y SIN RECURSOS
Su tarea
se versó en exhumar restos de especies animales extinguidas.
Unas ya conocidas y otras descubiertas por primera vez, las
reconstruyó y estudió con dedicación y
paciencia.
Entre sus hallazgos figuran toxodontes, mastodontes, megaterios,
gliptodontes, lestodontes, osos y caballos fósiles.
MÉDICO
DE POLICÍA
Multifacético,
también fue médico policial, trabajo que ejerció
en Luján. Este cargo es creado por Bernardino Rivadavia,
a quien le interesaba el incremento poblacional y mejorar la
salud pública, corría el año 1822.
Quienes
asumían esta función debían, entre otras
tareas, vigilar las condiciones sanitarias tanto de las personas
como de los animales, el cuidado era completo porque no había
veterinarios. El otro objetivo fue fiscalizar el ejercicio de
la medicina y combatir el curanderismo.
EPIDEMIA
DE ESCARLATINA
Esta
se produce entre 1836 y 1837, la misma, procedente desde el
Perú hacia el sur. Su trabajo llevó a reflejarlo
en: Descripción y curación de la fiebre escarlatina,
que publicó ¨La Gaceta Mercantil¨ en 1844 y se
editó, más tarde, en un folleto de ochenta páginas.
Otros
trabajos fueron sobre: vacunas La vacuna indígena, sobre
cirugía y medicina legal, y sobre Paleontología
argentina, que fueron compilados por Sarmiento en 1885 en el
libro Vida y escritos del Coronel Dr. Francisco J. Muñiz.
Será éste quien defina a Muñiz en su función
de intelectual: ¨Muñiz tenía todas las intuiciones
de las ideas que empiezan a agitar al mundo moderno¨, reflexionaba.
TRABAJO
PALEONTOLGÓGICOS PARA ROSAS
Corría
el año 1841 y Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos
Aires, recibe de Muñiz el "regaló" su
colección paleontológica: eran once cajones acompañados
por una nómina de los fósiles que a su vez Rosas
obsequió al almirante francés Dupotet. Se sostiene
que no está claro que se haya tratado de un obsequio
voluntario. Para algunos, entre ellos Florentino Ameghino, no
fue otra cosa que un despojo, pues Rosas habría obligado
a Muñiz a hacer la pretendida "donación".
Sin embargo, a pesar de esta contrariedad, Muñiz no se
desanimó, siguió trabajando y llegó a reunir
una nueva y más amplia colección de fósiles
que donó en 1857 al museo de Buenos Aires.
Su descubrimiento paleontológico más importante
fue el "tigre fósil" (muñifelis o Smilodon
Bonaerensis), realizado en 1844, ese año se recibe de
doctor en medicina.
En ese mismo
año, la colonial ciudad de Buenos Aires queda desprovista
de la vacuna antivariólica: en estas circunstancias fue
requerida la ayuda de Muñiz, quien en un gesto de altruismo
se trasladó a la metrópoli con una de sus hijas,
de pocos meses, recién vacunada, con cuya linfa pudieron
ser inoculadas más de veinte personas. Esta noble actitud
del doctor Muñiz permitió restablecer la práctica
de la vacuna en la gran ciudad, afirman en sus biografías.
MUÑIZ
Y DARWIN
El carteo
entre ambos fue de amistad epistolar cuando el científico
argentino, Javier Muñiz remitió respuestas precisas
y muy detalladas ante una serie de preguntas formuladas por
el gran hombre de ciencia británico sobre la variedad
bovina llamada vaca ñata (especie de ganado que era relativamente
frecuente en el territorio ocupado por los indígenas
pampas).
En 1847,
tras varias postergaciones por la falta de elementos indispensables,
da fin a sus Apuntes topográficos del territorio y adyacencias
del Departamento del Centro de la Provincia de Buenos Aires,
con algunas referencias a los demás de su campaña.
La obra, además de ser una reseña topográfica,
analiza la composición del suelo con descripciones geológicas
de la formación pampeana, estudia los agentes climáticos,
la alimentación, el trabajo, los caracteres físicos
y psíquicos de los habitantes y las enfermedades más
peculiares. Este completo ensayo en que el médico aparece
felizmente combinado con el geólogo, el etnógrafo
y el higienista es un anticipo del advenimiento de la ecología,
al poner en relación los factores ambientales con la
salud y las enfermedades del hombre y los animales.
DE
LUJÁN A BUENOS AIRES
Ya en 1848,
a fines de aquel año, Muñiz regresa a Buenos Aires,
había pasado dos décadas en Luján. En 1849
es designado Conjuez del Tribunal de Medicina y en 1850 catedrático
de Partos, Enfermedades de Mujeres y de Niños. Por otra
parte, el voto de la mayoría de sus pares lo llevaron
a la presidencia de la Facultad de Medicina desde 1858 hasta
1862.
En la batalla
de Caseros, en 1852, el paleontólogo, médico y
estudioso Javier Muñiz participa encargándose
del envío del material médico necesario para la
asistencia de los heridos.
A posteriori,
en 1853, es electo diputado provincial por la sección
de Villa Luján. Luego, al año siguiente: Senador.
Este largo
y trabajoso historial concluye en 1871 durante la epidemia de
fiebre amarilla que azota la Buenos Aires colonial, aún
no era la Capital de la República. Muñiz, como
casi 17.000 hombres, mujeres y niños, trabajadores de
la salud dejan sus vidas. Así termina su largo historial.
Como
corolario:
El
hospital de Infecciosas, ubicado en Uspallata 2272, barrio de
Parque Patricios, Comuna 4, lleva su nombre, es conocido por
el Hospital Muñiz, en realidad es Hospital Dr. Francisco
Javier Muñiz, allí se atienden todas las problemáticas
infecciosas.
FUENTES:
Efemérides culturales, nuestro tiempo Biografías,
mundo Galileo y otras.
•
Primera versión publicada el 6 de abril del 2010, en
el portal Villa Crespo Digital. Ampliada y corregida.
Caracteres: 10.234