MONAREFA

MOVIMIENTO NACIONAL POR LA RECUPERACIÓN DE LOS FERROCARRILES ARGENTINOS

 

50 ANIVERSARIO DE LA HUELGA FERROVIARIA DE 1961
CONTRA EL PLAN LARKIN
PARTE III

Por Juan Carlos Cena * miembro fundador del MONAREFA * especial para Latitud Periódico y Villa Crespo Digital

29 de noviembre del 2011. Actualizado el 30 de marzo del 2016

50 ANIVERSARIO DE LA HUELGA FERROVIARIA DE 1961
CONTRA EL PLAN LARKIN

Por Juan Carlos Cena * miembro fundador del MONAREFA * especial para Latitud Periódico y Villa Crespo Digital

16 de noviembre del 2011

DE LA AGITACION A LA LUCHA - COMIENZA LA HUELGA

La unidad es como cuando la arena se cuaja en roca, se torna potente y poderosa, cuanto no ocurre ese sólido cuajo, la arena es roca degradada. La lucha que depara ese endurecer, de la arena en roca, es dura y permanente. De no concurrir así, los trabajadores y el pueblo sólo serán granos dispersos. No hay fuerza ni resistencia en la fragmentación *.

Se había producido la unidad en forma territorial, no era poca cosa. Todo se tensaba al unísono.
El 30 de octubre de 1961 se inicia la gran huelga ferroviaria que habría de prolongarse durante 42 días, plenos de abnegación y valentía los ferroviarios detuvieron los trenes. Ese mismo día el presidente Arturo Frondizi autoriza una inversión de 19 millones de dólares de la General Motors en el marco de una política de estado, que era la de favorecer a la industria del transporte automotor. El ferrocarril y los ferroviarios eran un serio obstáculo para la implementación de esas políticas de estado.

Antes de declarar la huelga hubo asambleas a lo largo y a lo ancho del país, todas con mandato de huelga. La Comisión Directiva de la Unión Ferroviaria recibía estos mandatos como fierros calientes. Por si esto fuera poco, el senado aprobó el Plan de Reestructuración de los Ferrocarriles del general Larkin. Se vislumbraba un paro por tiempo indeterminado. Ante la presión, la Comisión Directiva se ve obligada a decretar el paro por 48 horas.
A fines de octubre comienzan los cierres de ramales, talleres y coches comedores. Todo era frenético, no había un solo día igual a otro. En Liniers, una asamblea multitudinaria, con presencia de vecinos, habitantes de barrios ferroviarios, decreta un paro general antes que la Comisión Directiva de la Unión Ferroviaria. Los dirigentes de esa seccional, la de Liniers, salen en manifestación junto con los habitantes del populoso barrio; esa columna numerosa se presenta en la CGT. Esta se resiste a atender a los manifestantes porque es funcional al gobierno nacional. Luego de mucho presionar, los manifestantes logran que salga el líder de la CGT, el elegante Alonso, del sindicato del Vestido, con su séquito a pedir calma y paciencia apelando a un discurso obsoleto y empalagoso, consecuente conciliador, donde raya la traición desde junio del 55. Se dirige a la manifestación para no decir nada. Sólo habló de paz y conciliación, que había que esperar, tener paciencia…
Fue insultado en todos los idiomas, pero ni se inmutó; ya no representaba a los que estaban ahí sino otros intereses que estaban en otro lado. Cuentan los compañeros de Liniers que estuvieron en la marcha que fue necesario contener a algunos que querían agredir físicamente a Alonso, especialmente los peronistas que junto con los comunistas, socialistas y de otros partidos habían fabricado la primera locomotora diesel de la Argentina: La Justicialista, bajo la dirección del Ingeniero Sacayo, a la que después del golpe de 1955 la habían desarmado y cortado con soplete. Alonso y sus alcahuetes no habían abierto la boca, como siempre, la situación se volvió insostenible.

Las seccionales más combativas: Liniers, Rosario, Tafí Viejo se largaron con la huelga un fin de semana. Primero fue Liniers; la decisión de parar, resuelta en una asamblea multitudinaria, corrió como un reguero de pólvora a pesar del fin de semana. Ahí nomás paró Rosario y después Tafí Viejo, todo eso fue encadenando los paros por seccionales. La situación desequilibra a la Comisión Directiva que se ve forzada a terminar su oficio de equilibrista, no tiene más remedio que seguir a las bases representadas por las seccionales.
La tormenta de la huelga avienta todas las incertidumbres, es imparable. Hace volar por el aire las vacilaciones, los temores, las dudas, todo. La Comisión Directiva, obligada por las circunstancias decreta el paro por tiempo indeterminado el 28 de octubre.

Hubo un anarquista español (Rafael Barret) que anduvo por las orillas del Plata, que dijo: "la huelga suspende la vida; es el momento en que la clase obrera deja de ser arena: se cuaja en roca". Nos imaginamos cómo habrán observado o sufrido la huelga desde la orilla del pueblo, los dirigentes políticos, intelectuales, historiadores y afines. ¿Habrán percibido la roca?, que no había ni un granito suelto. No se imaginaron nunca ni se imaginarán lo que cuesta ese proceso, la de unir grano por grano el arenal suelto que se desparrama al vaivén de los viento. Tampoco podían imaginar que fuera tan frágil y fuerte a la vez, ni el peligro que llevaba en sus entrañas de pasar del estado sólido, compacto, a un desgrane incontenible. Sostener la solidez y que nada se desvaneciera fue un trabajo arduo, constante y sin claudicaciones. Porque si la roca de nuevo se volvía arena, esta sería arena postrada, degradada.
Sostener una huelga era apuntalar los lados débiles de la fortaleza ferroviaria erizada. Era febril actividad, la vida, en este caso, de los ferroviarios fue cambiando, aparecían los silencios, se paralizan las máquinas, se apaga el quehacer de la fragua, se enciende otro fuego, el de la lucha. La huelga, un arma del ejército invisible de trabajadores que no destruye pero paraliza. Como dice, otra vez Barret: “La ruina absoluta es dejar el mármol en la cantera y el hierro en la mina". “La huelga es la parálisis”. “Su arma terrible es la inmovilidad”.

La cuestión es no bastardear ese fuego, no usarlo para fines egoístas o personales, no transformar la acción de la huelga en algo inútil y banal. Esta herramienta de la clase obrera es la más atacada de todos lados, la más traicionada y vendida a precio vil. Ha dado lugar a decretos, leyes, reglamentaciones, duras penas para el que adhería, represión, sangre y muerte.

PRESENCIA DE LA MUJER EN LA HUELGA

El papel de la mujer será fundamental en esta huelga. El Boletín de Huelga de La Fraternidad dirá en uno de ellos: Ya vendrá un Homero que les cantará a las mujeres. Ellas se sublevaron y reemplazaron a sus compañeros que habían pasado a la clandestinidad. Por un decreto titulado de “Requisa, los ferroviarios podrían ser detenidos sin orden del Juez. Los lugares donde resistieron las mujeres ferroviarias, hicieron el aguante y se enfrentaron a los militares, fueron Estaciones: Tafí Viejo, Mechita y Lamadrid – Tucumán, Ing. White - Bahía Blanca, Boulogne Sur Mer, Remedios de Escalada, Basavilbaso, San Antonio Oeste, provincia de Buenos Aires, Alta Córdoba, provincia homónima, El Cadillal, La Rioja, Justo Darac, San Luis, Liniers, Capital Federal y en Laguna Paiva quemaron un tren cargado de krumiros, entre otras.
Por todo esto y más, hay que honrar esa huelga. Estar de paro es estar en estado de dignidad. Es el instante en el cual uno resuelve ser libre de toda atadura aunque sea por un instante, un tiempo breve, un momento espacial de este mundo, y después por otro más; y así, construyendo una cadena de momentos libertarios que unidos van a satisfacer la necesidad de ser libres para siempre.
Fueron acciones de los trabajadores ferroviarios contra la entrega y el desguace de los ferrocarriles argentinos. Fue una huelga de alto contenido político y patriótico.

En la primera acción se enfrentó al siniestro Plan Larkin, oferta de los colonialistas norteamericano y auspiciado por los colonizados criollos. El proyecto consistía en cerrar ramales, talleres, los enlaces de los trenes entre pueblos, terminar con la integración territorial.
Fueron 45 días bravos de huelga donde la represión se enseñoreo fundamentalmente con los compañeros de la fraternidad. Acción contra el ferrocarril que asomaba en forma violenta en el año 1958, donde los trabajadores ferroviarios fueron movilizados, encarcelados en vagones, algunos cesanteados.

En el año 1960 volvió la represión a través del Plan Conintes (Plan de conmoción interna, ley sancionada en tiempos de Perón, rechazada por Frondizi y aplicada por él) contra todos los luchadores en el orden nacional.
Se intentaba tupacamerizar los ferrocarriles para luego cerrarlos en beneficio de la industria del transporte automotor. Período que inicia tras el golpe de estado de 1955. Transcurrieron dictaduras militares, democracias frágiles o relativas, en todo ese tiempo un vector atravesó al movimiento obrero en general y a los ferroviarios en particular: la represión; a pesar de eso nunca nos doblegaron.

Se luchó todos los días y a cada rato desde 1961 hasta 1991, en el año 1992 nos derrotaron, pero no nos vencieron.

Expulsaron a 85.000 trabajadores, con ello sobrevino la diáspora ferroviaria, se cerraron ramales, se clausuraron trenes de pasajeros de larga distancia, aparecieron los pueblos fantasmas. El ferrocarril dejó de acarrear agua y suministros vitales, las comunicaciones. Cerraron los tanques de agua, no los clorinaron mas, el agua se pudrió, regresó el genocidio de la sed, comenzaba el abandono de los pueblos en busca de agua y pan. Los trenes sanitarios no sanaron más, cerraron sus portones 37 talleres y más de 40 policlínicos fueron vendidos precio vil.
La lucha continuó a través de diversos intentos de organización.

LA SOLIDARIDAD

La solidaridad se presentó en forma pequeña y grande, individual y colectiva. Se abrieron miles de flores solidarias, brotaron de lo más profundo de los corazones del pueblo. En ese mismo acto creó normas de comportamientos éticos y dignos, cuestiones que el gobierno y los gobiernos desprecian y creen que todo tiene un valor material, que todo es comprable. Como así la solidaridad del pueblo, en especial los almaceneros y carniceros. No fueron actos de caridad, fueron acciones solidarias porque ningún obrero puede sentir caridad por otro obrero, ningún hombre o mujer del pueblo pueden sentir caridad por otro hombre o mujer del pueblo. Es que la caridad es imposible entre iguales, sino el amor solidario que nace de la fraternidad de clase, porque es la solidaridad de los explotados, de los reprimidos, que ayuda mutuamente para resistir y avanzar, para dejar de ser explotados y la realización como hombres libres y dignos.

ENSEÑANZAS DE LA HUELGA

La Huelga Ferroviaria se realizó en el mismo período que lo hicieron otros gremios, como el Frigorífico, los bancarios y del Seguro, los jaboneros entre otras. Huelgas donde los trabajadores cumplieron en forma unánime y heroica, el cese de actividades y con toda firmeza enfrentaron la represión, pero la falta de unidad y de solidaridad permitieron al gobierno negarse a satisfacer esos reclamos esenciales. Estas huelgas como la metalúrgica, textil, de la carne y del calzado se malograron por las conducciones cedentes y burocratizadas de sus conducciones.

La huelga ferroviaria fue el acontecimiento de mayor envergadura, no sólo por la importancia numérica del gremio, por el enorme peso que este tiene en la vida sindical y nacional, acontecimiento que abarcó casi todo el territorio nacional y por las acciones que jalonaron, además, el programa patriótico que levantó.
Una huelga por reivindicaciones, defensa de la fuente de trabajo, anulación de los despidos anunciados y aumento del salario pasó a ser una huelga por reivindicaciones políticas: Defensa de los ferrocarriles y del patrimonio nacional. El pueblo lo entendió, los otros gremios y parte de los partidos políticos también. Esta unidad fue la que generó la defensa de los ferrocarriles, dándole un carácter nacional a la solidaridad y al apoyo recibido para poder resistir los 42 días de huelga.

Por eso entender que: si los ferrocarriles eran desmembrados, como lo perseguía el Decreto 4061, impuesto por el Banco Mundial, el BIRF, no serían posibles los demás reclamos. Por ello, se comprendió que para satisfacer las reivindicaciones económicas y defender las condiciones de trabajo y de vida del gremio era necesario, primero, defender a los ferrocarriles nacionales, el patrimonio del país amenazado por los grandes monopolios.
En esto también plantear que hubo flaquezas en las comisiones directivas de ambos gremios: Unión ferroviaria y La Fraternidad, así como la Comisión provisoria de la CGT. Pero la conciencia del gremio, de la unidad en la acción, por abajo, hizo que esas direcciones, así como la CGT estuvieran presentes en el avance.

La unidad de los ferroviarios, el trabajo social y político en cada lugar forjaron una fuerza impresionante de difícil contención. Se había forjado la unidad de los trabajadores ferroviarios con el pueblo que entendió esa lucha y la hizo suya. La unidad de acción fue el motor interno de la huelga, ante esa unidad fracasaron los intentos divisionistas y las debilidades de las comisiones directivas y ejecutivas.

En todas las seccionales se constituyeron comisiones de solidaridad con participación de los trabajadores en huelga, y sus mujeres se acoplaron, los vecinos de los barrios ferroviarios, centros vecinales, clubes, centros culturales, estudiantes, escuelas, y así con las fuerzas vivas barriales. De esa manera se lograron pronunciamientos públicos.
Esta solidaridad tuvo un valor material, pero fue fundamental el valor moral que estimuló, no cejar, a continuar con la huelga! Solidaridad que se transformó en un vasto movimiento solidario.

Tenemos que rescatar los tres factores más importantes de la huelga, la unidad en la acción, el programa de la huelga y la combatividad activa de los trabajadores que fueron los factores para el triunfo. El cuarto fue el factor de la solidaridad, sustancial, esencial, necesaria.

Luego vinieron otras luchas. En estos tiempos de derrotas – nunca fuimos vencidos- decimos que todo germina de nuevo, y la clase obrera en forma particular, que, por su dimensión dialéctica, siempre renace de sus cenizas, demostrando –desde hace siglos- que no hay un fin, sino un recomienzo más dinámico.

* En Ferroviarios, sinfonía de acero y lucha – Juan Carlos Cena - Edición Monarefa y La Nave de los Locos – 2009.


• Juan Carlos Cena: especialista en transporte ferroviario. Autor del libro El Ferrocidio entre otros. Ex Secretario General de APDFA Organismo Central. Miembro fundador del MONAREFA.
• MONAREFA: Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.

* AUTOR DE: EL FERROCIDIO - FERROCARRILES ARGENTINOS DESTRUCCIÓN RECUPERACIÓN.

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