AÑO INTERNACIONAL DE LA ENFERMERÍA

AÑO INTERNACIONAL DE LA SANIDAD VEGETAL

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RICARDO GUTIÉRREZ

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

27 de noviembre del 2020 *

Nacido en Arrecifes, provincia de Buenos Aires, el 10 de noviembre de 1836. Su fecha de fallecimiento es el 26 de agosto de 1896 y hay otras biografías que afirman que fue el 23 de septiembre de ese año, de igual forma, el doctor Gutiérrez no llega a cumplir los 60 años.
Fue Médico, escritor, cloroformista y es considerado el primer pediatra argentino.

RICARDO GUTIERREZ

Cursó sus estudios en el Colegio conocido como Nacional de Buenos Aires. Estudió derecho en la Facultad de Derecho, pero terminó graduándose en la escuela de Medicina.
Gutiérrez decide interrumpir sus estudios para alistarse en el ejército a las órdenes del general Bartolomé Mitre, de tal forma, combate en la batalla de Cepeda y en la de Pavón.

LAS LETRAS
Después de la caída de Juan Manuel de Rosas y la posterior batalla de Pavón hizo sus primeros ensayos en las letras. Su más importante producción poética tiene que ver con su juventud. A los 22 años publica su primer trabajo.

Fue "el poeta de la tristeza y de la piedad", y "en la monotonía que algunos le achacan, hay admirable unidad de inspiración".

Tenía 22 años cuando se hace conocer en las letras por haber escrito La fibra salvaje, al que le siguieron Lázaro, El libro de las lágrimas y El libro de los cantos.

A partir de 1865 y durante cinco años participa en la Guerra de la Triple Alianza, donde organiza los servicios sanitarios. Los países aliados lo condecoraron por su honroso comportamiento.

EPIDEMIAS

Luchó contra las epidemias de cólera en 1867 y 1877 y la fiebre amarilla en 1871.

En ese año emprende su viaje a perfeccionarse en Europa, es becado por el gobierno para tal fin. Se especializó en enfermedades que sufren los chicos y fue considerado el primer especialista que hubo en nuestro país. De tal forma el primer hospital de Niños lleva su nombre; fue su director durante un cuarto de siglo.

"Médico genial, de un prestigio único en nuestro país, su dedicación a los niños desvióle del arte", se lamentaba Argerich: "¡Lástima que no haya escrito el poema de la enfermedad, de la agonía o de la salvación del niño, dejándonos el más punzante y el más hermoso de los cantos!".
En 1879 fundó junto a sus hermanos La Patria Argentina, donde publicó, en folletín, la novela Cristian (1880), exaltación de su romanticismo amoroso.

Sus poemas más conocidos

• La victoria (Escrita en ocasión de la guerra del Paraguay)
• El Misionero (Poesía breve donde exalta la conquista espiritual de América).
• La Oración
• Los Nocturnos
• La hermana de caridad

"En su producción es necesario distinguir entre los poemas que el autor, por primera inspiración, llamó Cantos -según se desprende de la carta que el doctor Miguel Cané, padre, le dirigió en 1860, la cual figura al frente de su libro; y las poesías líricas, imponiéndose al estudio separado de La fibra salvaje y Lázaro que, no obstante las creencias generales, tienen menor vitalidad como obras de conjunto", afirman sus biógrafos.

Sobre La fibra salvaje y Lázaro. "Carecía Gutiérrez del don "objetivo" de la vida, de la facultad soberana de plasmar seres humanos; y aunque La fibra salvaje y Lázaro se muevan en el mundo indeciso de la leyenda, no satisfacen la trama y el mecanismo de sus acciones. Faltan cohesión y ductilidad. Es forzado, hasta el movimiento mismo de las personas, en el drama, afirman sus críticos literarios.
En La fibra salvaje Ezequiel ama a Lucía:

¡Él la soñó para el hogar sereno
Donde el ideal de la ilusión se anida,
Y la encontró, para su hogar perdida,
En el sagrado del hogar ajeno!
"Huye enseguida, dejándola presa de fatales presentimientos. En el canto tercero, Ezequiel aparece convertido en monje":2
Monje de los altares
Muy larga es tu oración. La noche avanza
¿Velas en ella, tú, cuando descansa
De recuerdos el alma y de pesares?
¡Muy larga es tu oración! Pasó la hora
Del rezo y la plegaria;
La campana sonora
Apagó ya su lamentable acento,
Y en la tranquila celda del convento
¡Reina la triste noche solitaria!
Extraña es tu plegaria;
Y el claustro helado y lóbrego y desnudo
No es tampoco un altar: tú no te humillas,
No ruegas de rodillas,
¡Y estás de pie reconcentrado y mudo!
. . . . .
Nadie a afrontar su intimidad se atreve,
Su gesto es como el bote de una lanza,
¡Y hay algo en él que revelar parece
Que aquella tempestad le arrulla el alma!
"Allí se encuentra una noche con el marido de Lucía, vendida por aquél después de una orgía (en el canto segundo, La fuerza del destino, Lucía hizo esa confidencia a Ezequiel, en un encuentro sumamente casual). Julio se confiesa y gime, y Ezequiel le dice":
¡La sombra del pesar está en mi frente!
¿Por qué, entonces, tu alma envilecida
Cree que no alcanzó la pasión demente
Que agita aún las horas de tu vida?

"Ezequiel mata a Julio (el cuadro tiene sombría majestad) y se fuga. En el canto cuarto, convencido de que Lucía ha muerto, se incorpora a las fuerzas de San Martín y, combatiendo en nombre de la patria, muere por la eterna libertad".

"No basta decir con el bondadoso Cané, padre, que este poema evoca 'las endechas de Gulnara y los acentos del Corsario' para que la crítica admita su excelencia. Es la tendencia romántica pura, la inverosimilitud más acabada, cuadros desasidos sobre fondo opaco, y las figuras, exceptuando la de Ezequiel, ni contorneadas aparecen: argumento a saltos, cuyos recursos son de trivialidad desesperante, en espíritu tan grande", concluyen.

LAS DOS ALMAS

Huérfana como el águila del cielo,
errante como el céfiro del alba,
triste como el destierro del proscrito,
sola como la flor de la montaña,
como el lucero
de la mañana,
así vivió tu alma sin mi alma,
así vivió mi alma sin tu alma.

Como el cuerpo y la sombra de su cuerpo
como el mar y la onda de sus aguas,
como el canto y el eco de su canto,
como el sol y la lumbre de su llama,
como los ojos
y la mirada
así se unió tu alma con la mía,
así se unió mi alma con tu alma.

Sobre la tierra de extranjeras olas,
bajo el cielo sublime de la patria,
en las risueñas horas de la dicha,
en la noche fatal de la desgracia,
como dos ruedas
como dos alas,
no se apartó tu alma de la mía,
no se apartó mi alma de tu alma.

Cuando el tremendo golpe de la muerte,
la misma tierra a nuestros cuerpos abra,
tu alma en sus alas alzará mi vida,
mi alma la tuya subirá en sus alas
hasta ese mundo
de la esperanza,
patria inmortal de tu alma y de la mía,
patria inmortal de mi alma y de tu alma.

METEORO

Fué la celeste imagen de la dicha
que rozó la existencia con sus alas,
el corazón se resignó a perderla
y levantó una cruz en su esperanza.
Fué como un astro
que errante pasa:
dejó un surco de luz en la memoria
y se perdió en la noche desolada.

EL CADÁVER

Sí; todo es vanidad, todo es mentira,
todo es dolor en la existencia humana,
porque la vida de la tierra triste
no es más que el paso a la inmortalidad jornada.
¡Ay! del que al mundo
su dicha amarra...
El cadáver del hombre es el sudario
donde a la eternidad la vida pasa.

Sí; todo es ilusión, todo es delirio;
sólo es verdad la voz de la esperanza
con que en el corazón cada latido
a la esfera de Dios la vida llama.
Sólo es eterna,
eterna el alma:
el cadáver del hombre es el sudario
que a la inmortalidad la vida salva.

Allí ya para siempre, para siempre
unió el Señor mi alma con tu alma
que la existencia fúnebre del mundo
separó con estúpida muralla.
¿Qué es ya en la tierra
la angustia humana?
El cadáver del hombre es el sudario
donde la eternidad la vida pasa.

La luz celeste de la fe sublime
me alumbró el universo en tu mirada:
he visto a su fulgor la vida eterna;
me ha tocado el Señor con la esperanza.
¡Ah, y en mis ojos
no hay más lágrimas!...
¡Oh, pasajera muerte en la tierra,
cúbreme con la sombra de tus alas!

 

*  Primera entrega el 18 de febrero del 2015. Actualizado, ampliado y corregido.

FUENTES: Biografías de Ricardo Gutiérrez, buscapalabra y fuentes propias,

Caracteres: 7786

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